Se había dado cuenta de que últimamente le faltaba dinero en la cartera, y todo empezó cuando contrató a la nueva niñera asiatica que cuidaba de su hija pequeña. La estuvo vigilando durante varios días hasta que la pilló metiéndose unos billetes dentro del sujetador, y entonces tuvo la excusa perfecta para obligar a esa guarra ladrona a practicar sexo con él si no quería que la denunciase a la policía.
Sus padres habían acogido a una estudiante asiática de intercambio para que aprendiera castellano en la universidad, pero a mí sólo me importaba saber cómo me la podía ligar. Hasta que un día la pillé masturbándose en el lavabo y aproveché la situación para enseñarle mi polla, y cuando vio ese enorme rabo no se pudo contener y me entregó su coño peludo para que hiciera con ella lo que quisiera.
La masajista china tiene mucha experiencia y sabe cómo excitar poco a poco a sus clientes para que al final le pidan los servicios extra que ofrece. Al final todos acaban con una tremenda erección y desean que les practique sexo oral, pero en este caso la jovencita también se pone muy cachonda y le acaba poniendo un condón para cabalgar encima de su polla.
Mi nueva compañera de piso era una chica asiática muy callada y reservada, pero por esa misma razón aún me daba más morbo verla desnuda. Sin decirle nada aproveché un día que no estaba en casa para colocar una cámara oculta en el lavabo, y así pude pillarla totalmente desnuda enjabonándose sus tetas naturales y frotando su pequeño coño peludo.
La mujer de la limpieza no pudo ir a trabajar hoy porque estaba enferma, pero avisó que en su lugar iría una jovencita asiática que era su hija. Esa inocente chica tenía un cuerpo muy bonito y necesitaba el dinero para sus estudios, así que con una buena oferta consiguió convercerla para que se quitara la ropa y practicara sexo con él.
Yo tenía la idea de que a las jovencitas asiáticas no les gustaba el sexo anal, pero esa camarera china me hizo cambiar de idea para siempre. Le encanta que la ponga a cuatro patas en la cama para follar como una bestia, y disfruta tanto cuando le reviento el agujero del culo que no puede parar de gritar en todo el rato.
Esta semana llegó a mi casa una estudiante japonesa para hacer un intercambio de estudios con mi hermana, y como siempre me atrajeron las chicas asiáticas me la llevé a la cama. Suerte que no estaban mis padres en casa, porque resulta que la guarra es multiorgásmica y no paraba de pegar gritos de placer durante todo el polvo que echamos.